lunes, 11 de enero de 2010

Naufragios

En la quietud de otra noche que se va, me abstengo a cualquier movimiento que pueda llegar a realizar mi cuerpo. Solo el mar, el silencio y yo, desterrando en aquel silencio tortuoso aquello que el tiempo se llevo de mis manos pero que esta ahí todavía, delante de mis ojos. La que se mueve ahora no soy yo, es mi ser yendose de mi cuerpo, para verme a mi misma desde ojos ajenos, la incapacidad de no entender mis acciones me deja perpleja y llena de dudas. Volveré a mi?

Si. Pero no todavía. Paseo por la ciudad a escondidas de los hombres, de los autos, de los edificios, de cada rincón recorrido con mis piernas, pero ya no me pertenecen, hacen como si lo fueran, pero no lo son. No puedo salir de ese ser extraño en el que me he convertido trato de palpar mis brazos mi rostro pero me es imposible, es como si me desintegrara al tratar de tocarme.

Cada rincón tiene una historia y algo que decir, ahora solo somos la ciudad fantasma y yo, que al presenciar el silencio absoluto, las palabras que la ciudad tiene escondidas por doquier salen a la luz y me hablan. Será a mi? Al ser que ahora se apodera de mi cuerpo o la que solía ser? De cualquier manera las palabras que brotaban inevitablemente me resultaban familiares, ya había pasado por allí, ya había llorado, ya había esperado y escapado, y vuelto nuevamente.

Me pregunte una y otra vez el porque de no poder de dejar de pensar, de querer sentir, de querer hacer todo a la vez y que el día cierre con la nada misma. Era precisamente adonde había llegado aquella noche. Yo, la nada, la noche, las calles, el silencio ensordecedor y las palabras mudas porque yo no podía volver a repetirlas, solo existen en aquel tiempo.

Como si hubiera quedado sin habla, no pude pronunciar nada y nada. A merced de mis deseos decidí que el viento me dijera donde ir, mis deseos fundados en la idea de ser libre de todo pasado, todo futuro y de aquel tiempo presente que se estaba convirtiendo en algo confuso.

Es en la credulidad de mis antepasados donde se desvanecen los escombros. Donde se filtran mis mas oscuros pensamientos para quedarme boca arriba mirando hacia el cielo y sentir que me ahogo en la inmensidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario